martes, 10 de noviembre de 2015

LAS EMOCIONES. . . NUESTRO SENTIR O RESENTIR

Las emociones; nos llevan a un camino de  constantes pensamientos irracionales. A veces decimos: “Tal persona me pone los nervios de punta”, esto no es así, esa persona hace algo, tú piensas que es terrible eso que ha hecho esa persona y debido a lo que piensas sobre lo que hecho esa persona, solo te generas una emoción negativa y “te alteras los nervios”.
Ya el filósofo Epicteto decía “no nos afecta lo que nos sucede sino lo que pensamos sobre lo que nos sucede”, a veces los mismos acontecimientos a las personas les afectan de manera distinta. Nosotros tenemos que conseguir tener un diálogo interno realista porque cuando somos vulnerables a nivel emocional todo lo vemos espantoso, y no lo es. Cada vez que nosotros a nosotros mismos con nuestro diálogo interno, nos decimos que lo que nos está sucediendo es terrible, nos estamos provocando una emoción negativa.
En el diálogo interno está todo el juego de la fortaleza emocional. No sirve de nada repetirnos como loro que todo va bien, sino que lo que tenemos que darnos argumentos a nosotros mismos para convencernos y creernos en lo profundo de nuestro corazón que no hay nada terrible y es entonces cuando las emociones negativas se van. Siempre sucede lo que tiene que suceder. .
A continuación contaré algunas situaciones de mis pacientes:  “Como no tengo novio, mi vida es terrible, nadie me quiere, estoy sola”, con esta afirmación estamos exigiendo que para ser feliz necesitamos un novio y como nuestra exigencia no se cumple vemos la situación como terrible. Sin embargo esta exigencia si la convertimos en preferencia y nos la creemos “Me gustaría tener novio, no tener pareja es desagradable, pero sin pareja yo puedo hacer cosas valiosas en mi vida por mí y no doy explicaciones a nadie. 
Nosotros tendemos a extralimitar exigencias sobre la realidad y podemos clasificarlas en tres grupos:
·        Debo hacer las cosas bien o muy bien”, allí nos hacemos muy débiles a nivel emocional. Nos debemos decir “Me gustaría hacer las cosas bien o muy bien pero si no es así tampoco será el fin del mundo”.
·         “La gente me debería tratar siempre bien”. Esto no pasa así; y  no necesitamos que la gente nos trate bien para ser felices, esta exigencia tenemos que transformarla en: “Me gustaría que la gente me tratara bien pero si no es así yo puedo ser igualmente feliz”.
·         “La vida en general debe ser favorable”, esta exigencia se tendría que transformar en “Me gustaría que la vida en general fuera favorable, pero si no es así yo puedo hacer cosas valiosas por mí”.
Una de las claves para tener fortaleza emocional es practicar “la renuncia” (desapego). Saber renunciar mentalmente a las cosas. Darnos cuenta que nada es necesario, sólo necesitamos el agua y la comida del día, de todo lo demás podemos renunciar y podemos practicar a renunciar mentalmente.
Este desapego también debo trabajarlo a nivel psicológico, debo ser capaz de renunciar a la pareja, a estar entretenidos, a quedarnos un fin de semana sin hacer nada. Si conseguimos no decirnos tonterías y tener un diálogo interno realista puede ser un fin de semana que puede estar muy bien. Puede ser que no te aburras sino que empieces a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, disfrutaremos sólo observando la noche, los colores, saboreando la comida, recostarse en el césped, disfrutar de un beso, un abrazo, una buena película un baile, etc.
Otro punto importante para dejar de ser vulnerables emocionalmente, es dejar de quejarnos, si estamos preocupados lamentándonos perderemos la tranquilidad y nos desequilibramos energéticamente.
Podemos amar a los demás, cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente, hacer las cosas con cariño, no hay que correr, escoger bien lo que quiero o no quiero hacer.
Si cambiamos nuestra manera de pensar se nos abre un mundo de posibilidades, hay que hacer las cosas sin presión, si hago lo que me he propuesto bien y, si no lo hago no va a pasar nada porque ya haré otras cosas. Si nos quitamos presión a nosotros mismos y a los demás conseguiremos tener una vida vibrante siempre fijándonos en lo que tenemos y en lo que podemos hacer y no en lo que no tenemos y en lo que no podemos hacer. Entonces es cuando empezamos a disfrutar.
“Cada cosa que hagas, préstale total atención, haz que sea un tesoro, trata a las cosas como a ti mismo”. A veces nos ensimismamos (pensamos en el pasado o en  un futuro no cierto)
Cambiar el chip no es difícil, no hace falta irse a ningún monasterio  o hacerse ermitaño, se necesita perseverancia, revisar cada día lo que nos ha puesto triste, nerviosos, eufóricos, lo que nos preocupa lo que nos ha enojado…Esta es la clave
Detectar que es lo que nos pone mal, y cambiar exigencias por preferencias y  ser feliz. . .


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