Las
emociones; nos llevan a un camino de
constantes pensamientos irracionales. A veces decimos: “Tal persona me
pone los nervios de punta”, esto no es así, esa persona hace algo, tú piensas
que es terrible eso que ha hecho esa persona y debido a lo que piensas sobre lo
que hecho esa persona, solo te generas una emoción negativa y “te alteras los nervios”.
Ya
el filósofo Epicteto decía “no nos afecta lo que nos sucede sino
lo que pensamos sobre lo que nos sucede”, a veces los mismos
acontecimientos a las personas les afectan de manera distinta. Nosotros tenemos
que conseguir tener un diálogo interno realista porque cuando somos vulnerables
a nivel emocional todo lo vemos espantoso, y no lo es. Cada vez que nosotros a
nosotros mismos con nuestro diálogo interno, nos decimos que lo que nos está
sucediendo es terrible, nos estamos provocando una emoción negativa.
En
el diálogo interno está todo el juego de la fortaleza emocional. No sirve de
nada repetirnos como loro que todo va bien, sino que lo que tenemos que darnos
argumentos a nosotros mismos para convencernos y creernos en lo profundo de
nuestro corazón que no hay nada terrible y es entonces cuando las emociones
negativas se van. Siempre sucede lo que tiene que suceder. .
A
continuación contaré algunas situaciones de mis pacientes: “Como no tengo novio, mi vida es terrible,
nadie me quiere, estoy sola”, con esta afirmación estamos exigiendo que para
ser feliz necesitamos un novio y como nuestra exigencia no se cumple vemos la
situación como terrible. Sin embargo esta exigencia si la convertimos en
preferencia y nos la creemos “Me gustaría tener novio, no tener pareja es
desagradable, pero sin pareja yo puedo hacer cosas valiosas en mi vida por mí y
no doy explicaciones a nadie.
Nosotros
tendemos a extralimitar exigencias sobre la realidad y podemos clasificarlas en
tres grupos:
·
“Debo hacer las cosas bien o muy bien”, allí nos
hacemos muy débiles a nivel emocional. Nos debemos decir “Me gustaría hacer las cosas bien o muy bien pero si no es así tampoco
será el fin del mundo”.
·
“La gente me debería
tratar siempre bien”. Esto no pasa así; y no necesitamos que la gente nos trate bien
para ser felices, esta exigencia tenemos que transformarla en: “Me gustaría que la gente me tratara bien
pero si no es así yo puedo ser igualmente feliz”.
·
“La vida en general debe
ser favorable”, esta exigencia se tendría que transformar en “Me gustaría que la vida en general fuera
favorable, pero si no es así yo puedo hacer cosas valiosas por mí”.
Una
de las claves para tener fortaleza emocional es practicar “la renuncia” (desapego). Saber renunciar mentalmente a las cosas.
Darnos cuenta que nada es necesario, sólo necesitamos el agua y la comida del
día, de todo lo demás podemos renunciar y podemos practicar a renunciar
mentalmente.
Este
desapego también debo trabajarlo a nivel psicológico, debo ser capaz de
renunciar a la pareja, a estar entretenidos, a quedarnos un fin de semana sin
hacer nada. Si conseguimos no decirnos tonterías y tener un diálogo interno
realista puede ser un fin de semana que puede estar muy bien. Puede ser que no
te aburras sino que empieces a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida,
disfrutaremos sólo observando la noche, los colores, saboreando la comida, recostarse
en el césped, disfrutar de un beso, un abrazo, una buena película un baile, etc.
Otro
punto importante para dejar de ser vulnerables emocionalmente, es dejar de
quejarnos, si estamos preocupados lamentándonos perderemos la tranquilidad y
nos desequilibramos energéticamente.
Podemos
amar a los demás, cuidar nuestro cuerpo y nuestra mente, hacer las cosas con
cariño, no hay que correr, escoger bien lo que quiero o no quiero hacer.
Si
cambiamos nuestra manera de pensar se nos abre un mundo de posibilidades, hay
que hacer las cosas sin presión, si hago lo que me he propuesto bien y, si no
lo hago no va a pasar nada porque ya haré otras cosas. Si nos quitamos presión
a nosotros mismos y a los demás conseguiremos tener una vida vibrante siempre
fijándonos en lo que tenemos y en lo que podemos hacer y no en lo que no
tenemos y en lo que no podemos hacer. Entonces es cuando empezamos a disfrutar.
“Cada
cosa que hagas, préstale total atención, haz que sea un tesoro, trata a las cosas como
a ti mismo”. A veces nos ensimismamos (pensamos en el pasado o en un futuro no cierto)
Cambiar
el chip no es difícil, no hace falta irse a ningún monasterio o hacerse ermitaño, se necesita
perseverancia, revisar cada día lo que nos ha puesto triste, nerviosos, eufóricos,
lo que nos preocupa lo que nos ha enojado…Esta es la clave
Detectar
que es lo que nos pone mal, y cambiar exigencias por preferencias y ser feliz. . .
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