Uno de los trastornos más comunes del
estado de ánimo es la depresión, un comportamiento complejo en el que la
persona se siente abrumada por la tristeza, pierde el interés en las
actividades además de mostrar otros síntomas como culpa excesiva o sentimientos
de minusvalía.
Los individuos que sufren depresión se sienten incapaces de
experimentar placer en actividades que en el pasado disfrutaron, se cansan, se vuelven apáticos y llegan al extremo de ser
incapaces de tomar decisiones sencillas. Piensan que han fracasado en la vida y se culpan de ello.
Algunas
investigaciones señalan (Williams al, 2000)
En general los
síntomas abarcan diferentes áreas: cognitiva
(dificultades de concentración, auto-descalificación, duda, etc.) emotiva (tristeza, irritabilidad,
ansiedad, etc.) somática (apetito,
sueño, enlentecimiento motriz, agitación, etc.) conductual (aislamiento, pasividad, etc.) y motivacional (falta de interés, indiferencia, etc.). En casos
extremos las personas se ve atormentada con pensamientos suicidas e incluso
pueden llegar a intentarlo.
Cuando
una persona presenta cinco o más de estos síntomas la mayor parte del tiempo
durante dos o más semanas, es muy probable que la persona esté deprimida. En
ocasiones la persona padece ataques intensos; otras veces puede presentar esos
síntomas en una menor escala pero durante años. Pero cuando el individuo ha
tenido más de un ataque de depresión severa, un médico o un psicólogo deberá actuar rápidamente.
Si bien la depresión
no tiene una causa única, existen diversos factores que pueden contribuir a su
aparición, entre los que destacan: la genética, el estado de salud, un shock, duelo, divorcio, determinados esquemas de
pensamiento que afectan las reacciones de las personas frente a los
acontecimientos. En el caso de la psicoterapia, el modelo cognitivo - conductual
propone que ciertos esquemas de pensamientos negativos en determinado momento,
ante ciertas circunstancias, se activan. Estos esquemas negativos llevan al
sujeto a realizar inferencias tendenciosas, erróneas, que distorsionan la
interpretación de los acontecimientos, del futuro y de uno mismo, adecuándolos
a la tríada cognitiva propuesta por A. T. Beck (1976):
a) visión negativa de
uno mismo (“no sirvo”, “no valgo”, “no soy querible)
b) visión negativa del futuro
(desesperanza, pesimismo) y
c) interpretación negativa de las experiencias
(seleccionar tendenciosa mente lo malo o negativo de cada acontecimiento o
elegir las opciones negativas para interpretarlos).
Esta psicoterapia va
encaminada a cambiar esas distorsiones de pensamiento que lleva a la persona a
tener percepciones erróneas de los acontecimientos diarios.
El pozo más negro y conflictivo de las emociones humanas es la depresión. Excelente publicación!
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