domingo, 15 de noviembre de 2015

EL AMOR

Es muy importante saber, creer y aceptar, que merecemos ser amados aunque salgamos lastimados algunas veces, pero al final el fin será el mejor.




Un discípulo le preguntó a su Maestro: “Usted ha dicho que los celos son el temor que uno tiene de que los otros le den al ser amado lo que uno no es capaz de darle… Pero, ¿qué pasa si uno puede darle también lo que los otros le dan?” El Maestro contestó: “Como no conoces tus límites, porque rehúyen trabajar contigo mismo, no aceptas que hay algo que no le puedes dar al ser amado y crees que eso que le dan tú también podrías dárselo. Sin embargo. Pregúntate por qué va a buscar en otros lo que tú crees tener, si cuanto más quien te ama preferiría obtener de tu mano que de una ajena. ¡Va lejos porque cerca no encuentra!… No somos infinitos: debes aprender a conocer tus límites para después darle al ser amado todo lo que eres. Ni menos ni más. Menos, sería egoísmo. Más, sería falsedad… Y si ese “todo” que das no llena al ser amado, debes aceptar con generosidad que tome de otros lo que tú no puedes darle. Porque amar no es querer encadenar al ser amado.
Y agradece al otro la maravilla que es su presencia y su libre existencia.”
El Maestro entonces le contó al discípulo la fábula de las dos lagunas:
“Había una vez dos lagunas casi secas. Uno de ellas, a pesar de su agua escasa, no dejaba que las raíces de los árboles de sus orillas fueran a beber a un río cercano. Y es así como estaba rodeada de plantas raquíticas… La otra laguna dejaba que sus árboles estiraran las raíces hacia el río. Así gozaba viendo árboles frondosos en sus orillas y oyendo el canto de las aves que anidaban en sus follajes.”
No será eso egoísmo o falta de amor propio, creo que el inicio está en la falta de afecto propio, para así poder amar a otra persona, cuando al fin se comienza a amar a sí mismo, la persona se entiende no se sobre valora ni se sobredimensiona, por otra parte aumenta la autoconfianza y equilibra la parte espiritual con la física y emocional, para luego poder compartir con los demás cualquier tipo de sentimiento cariño, amor, confianza etc.

Amar es querer que este llegue a la mayor realización de sí, aunque tú no obtengas provecho de ese logro… El verdadero amor, el consciente, no pide: sólo desea dar.

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